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El apoyo del G7 a los monopolios farmacéuticos pone en peligro millones de vidas

Foto: Alli Jarrar / Amnesty International

“El interés egoísta de los países del G7 es el mayor obstáculo para acabar con la pandemia de COVID-19”, ha declarado hoy un grupo de organizaciones de activistas. Con motivo de la cumbre de líderes y lideresas del G7, la Alianza Vacuna para el Pueblo ha advertido de que será imposible cumplir las promesas del G7 de vacunar al mundo antes de 2022 si los gobiernos continúan bloqueando las propuestas de exención de patentes y de intercambio de tecnologías que salvan vidas.

El año pasado, Sudáfrica e India —invitados también a la cumbre de esta semana en Reino Unido— propusieron la exención de las normas sobre propiedad intelectual para permitir que otros países fabricasen pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas contra la COVID-19. La propuesta cuenta con el apoyo de más de 100 Estados.

De las naciones del G7, sólo Estados Unidos ha respaldado expresamente la exención de las patentes para las vacunas —aunque no para los tratamientos ni las pruebas diagnósticas— y Japón ha declarado que no se opondrá a las iniciativas si se acuerdan. Alemania y Reino Unido siguen oponiéndose con vehemencia al plan, a pesar de su potencial de aumentar masivamente la producción de vacunas y salvar millones de vidas, mientras Canadá, Italia y Francia se mantienen al margen.

“El condado inglés de Cornualles, donde se celebra la cumbre del G7, ha administrado más vacunas que 22 países africanos juntos. Este no es más que un ejemplo de que, al no luchar contra los monopolios farmacéuticos, se han creado unas diferencias enormes en el acceso a la vacuna. Este inadmisible fracaso del liderazgo global debe rectificarse inmediatamente”, ha afirmado Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.

“El camino en el que estamos actualmente no beneficia a nadie. No hay modo de que la vida vuelva a la normalidad, en ninguna parte, si sólo está vacunada la población de un puñado de países. El fin no estará cerca hasta que los países ricos dejen de acaparar vacunas, dejen de apoyar a los monopolios farmacéuticos y empiecen a hacer frente a sus obligaciones internacionales”.

Anna Marriott, responsable de políticas de salud de Oxfam, declaró:

“Esta semana, los líderes y las lideresas del G7 hablarán de la meta global: de vacunar a todo el mundo antes del final de 2022. Pero sin compromisos de eximir de las normas de propiedad intelectual, esto será sencillamente imposible.

“El G7 tiene que tomar una decisión esta semana: puede continuar defendiendo a los indefendibles monopolios de gigantes farmacéuticos… o puede cambiar de rumbo y salvar millones de vidas”.

La Alianza Vacuna para el Pueblo —coalición de organizaciones entre las que figuran Amnistía Internacional, Health Justice Initiative, Oxfam, la campaña Stop AIDS y ONUSIDA— ha calculado que si continúan las tendencias actuales, los países más pobres del mundo no vacunarán a su población hasta 2078. Mientras tanto, los países del G7 van camino de vacunar a su población antes de enero de 2022. Al finalizar mayo de 2021, el 42% de la población de los países del G7 había recibido al menos una dosis de la vacuna, frente a menos del 1por ciento en los países de bajos ingresos.

El 28 por ciento de las vacunas contra la COVID-19 entregadas antes del final de mayo lo fueron en países del G7, que representan sólo el 10% de la población mundial. Reino Unido solo había administrado casi el doble de inyecciones que todo el continente africano a pesar de que su población es veinte veces más pequeña.

El aumento de la producción de vacunas bloqueado por los países más ricos

En la cumbre, se espera que los líderes y lideresas del G7 anuncien planes para compartir algunas dosis excedentes con países más pobres, pero esto es mucho menos de lo que se necesita.

Lo crucial es que los países del G7 —donde están ubicados muchos de los mayores fabricantes de vacunas— se han opuesto a las propuestas de eximir de las normas de propiedad intelectual para las vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos contra la COVID-19. Tras el histórico anuncio del presidente Joe Biden en mayo, Estados Unidos es actualmente el único miembro del G7 que apoya una exención sobre las vacunas. Alemania y Reino Unido siguen oponiéndose ferozmente, al igual que la Unión Europea como bloque, mientras Canadá, Italia y Francia están indecisos. Japón no se opondrá a las medidas si se acuerdan.

También existe la necesidad urgente de que las empresas farmacéuticas compartan su tecnología y conocimientos sobre las vacunas para apoyar un aumento masivo de la producción de éstas. Los desarrolladores de vacunas han recibido más de 100 mil millones de dólares estadounidenses de fondos públicos. Hasta la fecha, ni un solo desarrollador de vacunas ha accedido a participar en el Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP) de la Organización Mundial de la Salud, creado hace más de un año para facilitar el intercambio de propiedad intelectual y tecnología.

En su lugar, empresas como Moderna y Pfizer están cosechando enormes ganancias, y se han creado nueve nuevos multimillonarios gracias a la vacuna.

Dinah Fuentesfina, directora de Asia y Campañas en ActionAid, afirmó:

“Los dirigentes del G7 están actualmente preparando planes para vacunar a adolescentes. Mientras tanto, la vacuna no se vislumbra siquiera en el horizonte para muchos de los grupos de mayor riesgo de los países en desarrollo, como profesionales de la medicina y la enfermería, que siguen arriesgando la vida cada día.

“Los dirigentes del G7 tienen una oportunidad de estar del lado de millones de personas que necesitan desesperadamente vacunas. Pedimos a los países más ricos del mundo que antepongan la salud de la población mundial a la cuenta de resultados de las grandes farmacéuticas”.

El COVAX en crisis

Mientras tanto, la tan anunciada iniciativa COVAX está en crisis. El COVAX había distribuido 77 millones de dosis a finales de mayo: sólo un tercio de su objetivo para esa fecha. Al ritmo actual de distribución, el COVAX está camino de entregar sólo 250 millones de dosis al finalizar este año, equivalente a sólo el 10% de la población de los países más pobres que participan. Como resultado, los países que confiaron en el COVAX se están quedando rápidamente sin vacunas, y muchas personas que recibieron la primera dosis no tienen ni idea de cuándo recibirán la segunda.

Esta crisis de suministro se debe en parte a que el COVAX no ha usado su enorme influencia para desafiar a los monopolios farmacéuticos y en parte a su dependencia excesiva del suministro de vacunas de AstraZeneca de India, que ahora está dando prioridad al uso nacional. El mayor proveedor de COVAX anunció recientemente que no podría entregar más vacunas hasta más entrado el año.

Hacen falta con urgencia donaciones de países ricos para salvar el COVAX, pero no serán suficientes por sí solas. La necesidad de donaciones es síntoma de un sistema ineficaz que ha creado de forma artificial escasez de vacunas y ha hecho subir su precio enormemente.

Fatima Hassan, fundadora y directora de Health Justice Initiative en Sudáfrica, ha declarado:

“Cualquier indicio de que el G7 continuará dependiendo del acuerdo ‘voluntario’ de las empresas farmacéuticas de hacer lo correcto debería juzgarse como una deferencia ingenua hacia unas empresas que no son elegidas y que no dan prioridad a los derechos humanos ni a la vida sobre los beneficios.

“Tenemos el poder de acabar con esta pandemia; tenemos múltiples vacunas muy exitosas y mecanismos globales para entregarlas. Lo único que se interpone entre nosotros y el fin de la COVID-19 son la política, los intereses creados y los beneficios basados en las patentes”.

Una solución real

La Alianza Vacuna para el Pueblo pide la exención inmediata de la propiedad intelectual, el intercambio de tecnología y la financiación de la fabricación mundial. Los miembros de la Alianza han hecho el detallado análisis técnico que demuestra que se podrían producir 8 mil millones de dosis en un año por tan sólo 25 mil millones de dólares.

Los dirigentes del G7 deben:

  1. Acordar la meta global de vacunar al 60% del mundo antes del final de 2021, y que toda la población la alcance en los próximos 12 meses;
  2. Apoyar la suspensión inmediata de las normas sobre propiedad intelectual e imponer la transferencia de tecnología de vacunas a todos los fabricantes de vacunas cualificados del mundo;
  3. pagar su parte equitativa del dinero necesario para fabricar miles de millones de dosis con la mayor rapidez posible, y apoyar a los sistemas de salud y, en especial, a los trabajadores y trabajadoras de la salud, a fin de garantizar que llegan a todas las personas de forma gratuita.

Información complementaria

La Alianza Vacuna para el Pueblo es un movimiento mundial de organizaciones y activistas globales y nacionales unidos con el objetivo común de hacer campaña a favor de una “vacuna del pueblo” disponible para todas las personas, en todas partes y gratuita.

La Alianza cuenta con el apoyo de multitud de líderes y lideresas mundiales, personas galardonadas con el Premio Nobel, científicos y científicas, y dirigentes religiosos como el Papa y el Dalai Lama. Han dado su apoyo a los objetivos de la campaña 2,7 millones de personas y las encuestas de opinión muestran que el 70% de la opinión pública de los países ricos apoyan que se acabe con los monopolios de las grandes farmacéuticas.

Press@amnesty.org +44 (0) 20 7413 5566

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