Ante la noticia de la muerte bajo custodia de Walid Daqqah, escritor palestino de 62 años que era el preso palestino de mayor duración en las cárceles israelíes tras pasar 38 años en prisión, Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional, ha manifestado:
“Es desgarrador saber que Walid Daqqah ha muerto bajo custodia israelí a pesar de que ya había cumplido su condena original y de los numerosos llamamientos en favor de su liberación urgente por razones humanitarias desde que en 2022 se le diagnosticó un cáncer de médula ósea”.
“La muerte de Walid Daqqah es un cruel recordatorio de la desatención médica sistemática y el desprecio de los derechos de las personas palestinas en prisión. Para Daqqah y su familia, los últimos seis meses en particular fueron una pesadilla interminable en la que, según su abogada, fue sometido a tortura y otros malos tratos, incluidas palizas y humillaciones, por el Servicio de Instituciones Penitenciarias israelí. No se le permitía hablar por teléfono con su esposa desde el 7 de octubre. El Tribunal Supremo israelí rechazó su último recurso para obtener la libertad condicional por razones humanitarias, condenándolo en la práctica a morir entre rejas”.
“Las autoridades israelíes continuaron ejerciendo escalofriantes niveles de crueldad contra Walid Daqqah y su familia incluso cuando él ya estaba en su lecho de muerte, ya que no sólo le negaron alimentación y tratamiento médico adecuados, sino que además le impidieron dar el último adiós a su esposa, Sanaa Salameh, y a su hija de cuatro años, Milad. La muerte de Walid significa que sólo pudo ver una vez en persona a su hija Milad, en octubre de 2022, tras una agotadora batalla legal”.
“Sanaa Salameh, esposa de Walid Daqqah, quien hizo campaña sin descanso en favor de su liberación, no pudo abrazar por última vez a su esposo antes de su muerte. Las autoridades israelíes deben entregar el cadáver de Walid Daqqah a su familia sin demora para que pueda darle sepultura de forma digna y pacífica y llorar su muerte sin sufrir intimidación”, ha dicho Erika Guevara Rosas.
La abogada que visitó por última vez a Walid Daqqah el 24 de marzo en la clínica de la prisión de Ramleh contó a Amnistía Internacional que la habían impresionado su drástica pérdida de peso y su visible fragilidad. Negar el acceso de las personas presas a atención médica adecuada viola las normas internacionales sobre el tratamiento de las personas reclusas y puede constituir tortura.
Información complementaria
El 25 de marzo de 1986, las fuerzas israelíes arrestaron a Walid Daqqah, ciudadano palestino de Israel; tenía entonces 24 años. En marzo de 1987, un tribunal militar israelí lo condenó a cadena perpetua tras haberlo declarado culpable de comandar un grupo vinculado al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que había secuestrado y asesinado al soldado israelí Moshe Tamam en 1984. Walid Daqqah no fue declarado culpable de cometer él mismo el asesinato sino de estar al frente del grupo, acusación que siempre ha rechazado, y su sentencia condenatoria se basó en la normativa de excepción británica de 1945, mucho menos estricta que el derecho penal israelí a la hora de regular la carga de la prueba.
Amnistía Internacional viene haciendo campaña en favor de Walid Daqqah desde el pasado agosto, pidiendo a las autoridades israelíes su liberación por razones humanitarias, citando opiniones médicas independientes según las cuales Walid Daqqah tenía los días contados y señalando el hecho de que Walid Daqqah ya había cumplido su condena a 37 años en marzo de 2023; sin embargo, un tribunal lo había condenado a cumplir dos años más de prisión por su implicación en la introducción de teléfonos móviles en la cárcel para ayudar a otros presos a ponerse en contacto con sus familias, por lo que su liberación se posponía hasta marzo de 2025, fecha a la que trágicamente no ha llegado con vida.
El tiempo que pasó en prisión, Walid Daqqah escribió profusamente sobre la experiencia vital de las personas palestinas en las cárceles israelíes. Ejerció como tutor y educador de generaciones de jóvenes presos palestinos, niños incluidos. Sus escritos, que incluían cartas, ensayos, una célebre obra de teatro y una novela para jóvenes adultos, fueron un acto de resistencia frente a la deshumanización de la población reclusa palestina. “El amor es mi modesta y única victoria contra mi carcelero”, escribió una vez.
La obra producida en la cárcel por Walid Daqqah da testimonio de un espíritu que décadas de encarcelamiento y opresión no lograron quebrar.