Equipo de Derechos Humanos de las Mujeres de Amnistía Internacional
- marzo 11, 2022
- Por Amnistía Internacional
Desde la toma de poder de Afganistán por parte de los talibanes, el pasado 15 de agosto, los derechos humanos de las mujeres y niñas están en juego. Meena Nezami, defensora y activista afgana, nos habla de la situación actual, de los pasos hacia atrás vividos y de su oscuro futuro.
Háblenos brevemente de su vida personal y su organización: ¿por qué fundó Girl Up?
Soy Meena Nezami, nací en Kabul, Afganistán, en marzo de 2001. He vivido en Afganistán, y otras zonas de Asia y Oriente Medio. Me uní a Girl Up (una iniciativa de la Fundación de las Naciones Unidas para promover las habilidades, los derechos y las oportunidades de las niñas para ser líderes) en diciembre de 2019 estando en Nueva Delhi, India.
Como líder del club facilité los programas de liderazgo de Girl Up a unas 40 niñas de la India para que aprendieran y ejercieran habilidades de liderazgo en sus comunidades. Cuando lo dejé (tras graduarme) quise conectar con representantes y líderes de Girl Up en Afganistán, pero no estaban activos en mi país.
La idea de volver a Afganistán y vivir en un país dominado por los hombres, con una opresión sistemática profunda, violencia, injusticia y desigualdad muy arraigadas, me aterraba. Había muchas ONG privadas, gubernamentales e internacionales que trabajaban para las mujeres y las niñas, pero yo quería que Girl Up estuviera en Afganistán porque, con su método, las adolescentes pueden seguir los programas y planes de estudio de la organización fundando un club de Girl Up, reclutando miembros para el club, liderando el cambio mediante el aprendizaje y la educación y el ejercicio de habilidades de liderazgo en sus instituciones educativas y comunidades sin ningún coste. A través de Girl Up también pueden conectarse con líderes de diferentes países del mundo y ganar suficiente experiencia a una edad temprana para encontrar formas creativas de resolver problemas sociales en sus comunidades.
Cuando contacté con la sede de Girl Up en Washington DC decidieron apoyarme en la fundación de esta organización en Afganistán. Esto fue en noviembre de 2020 y, desde entonces, lo dirijo. Desgraciadamente las actividades están suspendidas desde el pasado 15 de agosto porque los talibanes han prohibido a las niñas ir a escuelas y universidades.
Unas estudiantes juegan en una escuela primaria de Kabul, Afganistán. © AP Photo/Rahmat Gul
Los talibanes declararon inicialmente que iban a respetar los derechos humanos de las mujeres y las niñas, pero no parece que lo estén haciendo. ¿Confía en que la situación cambie o todo va a volver a ser como entre 1996 y 2001?
Personalmente no creo que la actual situación política, económica y social de Afganistán vaya a cambiar a corto plazo. La economía se ha hundido, la gente se está adaptando a la inseguridad y al miedo que les rodea. Afganistán está perdiendo su capital social, la gente huye del país y las mujeres no tienen más remedio que adaptarse a las normas establecidas por los talibanes o abandonar el país.
Lo que también sé, por las actualizaciones que recibo de los miembros de Girl Up que residen actualmente en Afganistán, es que los talibanes están permitiendo que las niñas vayan a las escuelas y universidades de las provincias del sur desde febrero de 2022, y que las niñas de las provincias del norte podrán hacerlo a partir de marzo. Por supuesto, siguiendo el método del hiyab y de las aulas separadas para los estudiantes masculinos y femeninos.
Sin embargo, todavía hay muchas otras leyes y restricciones impuestas a las mujeres por los talibanes que no respetan sus derechos humanos básicos, es decir, sus derechos legales a ocupar altos cargos en el gobierno o trabajar como abogadas y juezas. Las mujeres no pueden viajar más allá de 45 kilómetros sin un mahram –acompañante masculino–, lo que dificulta mucho la vida de muchas mujeres que viven de forma independiente o no tienen ningún hombre en su familia.
Unas mujeres asisten a un acto para celebrar el Día Internacional de la Mujer en Kabul, Afganistán, el 7 de marzo de 2021. © AP Photo/Rahmat Gul
El gobierno talibán anunció que las mujeres debían abstenerse de ir a trabajar hasta que se establecieran nuevas normas “para garantizar su seguridad”. ¿Cuál es la situación actual? ¿Se permite a las mujeres trabajar en determinados sectores o actividades?
Creo que la situación actual ha cambiado desde el 15 de agosto de 2021. Ahora las mujeres pueden seguir trabajando sólo en sectores privados. Las médicas, las enfermeras y las profesoras también pueden seguir trabajando en el sector público y privado. Las abogadas y las juezas no pueden trabajar. Los talibanes han anunciado que las mujeres que están en el sector gubernamental pueden trabajar, pero no se les garantiza un puesto en el gabinete o en otros puestos de responsabilidad. El periodismo está censurado y, como podemos ver en las noticias, muchos periodistas tanto hombres como mujeres han sido secuestrados. Se ha producido alguna liberación, pero se mantiene el peligro de que sean torturados.
Una niña afgana asiste a la escuela secundaria para niñas Tajrobawai, en Herat, Afganistán, 25 de noviembre de 2021. © AP Photo/Petros Giannakouris
¿Es la situación en las zonas rurales diferente a la de las ciudades? ¿Cómo viven la situación las mujeres y las niñas de las zonas más aisladas?
Las leyes aplicadas por los talibanes son iguales para todas las mujeres, vivan donde vivan. Sin embargo, las mujeres de las zonas rurales tienen aún más dificultades para acceder a las instituciones educativas, a los servicios sanitarios y a otros recursos.
¿Ha aumentado la violencia contra las mujeres, tanto en el ámbito público como en el doméstico, desde que los talibanes tomaron el poder?
La violencia contra las mujeres lleva mucho tiempo en Afganistán, especialmente la violencia doméstica. Muchas mujeres tienen miedo a denunciar por temor a que los talibanes fallen en su contra. Creo que el acoso sexual y físico en las esferas públicas se ha reducido debido a los severos castigos que siguen a ese tipo de delitos y, además, no hay muchas mujeres que salgan de sus hogares. En cuanto al código de vestimenta, las actualizaciones que conozco son que, cuando un talibán ve a una mujer no vestida modestamente, la primera vez le da consejos, la segunda vez, una advertencia y la tercera, un castigo.
Una estudiante afgana lee junto a su profesora en el instituto femenino Tajrobawai, en Herat, Afganistán, 25 de noviembre de 2021. © AP Photo/Petros Giannakouris
¿Puede hablarnos de los sentimientos de las mujeres y niñas que se han visto obligadas a cambiar su modo de vida desde el 15 de agosto?
Las mujeres y las niñas de Afganistán están aterrorizadas y muy descontentas con la situación actual. Muchas mujeres jóvenes tememos que la situación sea tan grave y terrible como lo era antes, durante el anterior gobierno talibán. Las mujeres se sienten desesperadas por lo que pueda deparar el futuro y, actualmente, la mayoría de ellas se sienten impotentes, se adaptan a las nuevas restricciones o huyen del país. Necesitamos que tanto hombres como mujeres trabajen codo con codo para construir una comunidad. Confinar a las mujeres en las esferas privadas no solo promoverá la opresión y la violencia contra ellas, sino que también impedirá que muchos grandes talentos y agentes de cambio puedan contribuir al florecimiento de la economía y la sociedad afganas.
Manifestación en una escuela privada para exigir una educación igualitaria para las mujeres y las niñas en el Día Nacional del Profesorado, en Kabul, Afganistán, el 5 de octubre de 2021. © AP Photo/Ahmad Halabisaz
¿A qué problemas se enfrentan los grupos de mujeres? ¿Pueden crear opinión y lograr cambios a medio plazo? ¿Se sienten apoyadas por hombres que no comparten los métodos del poder talibán?
Hay ONG privadas e internacionales que actualmente trabajan en Afganistán y ayudan a las mujeres en su defensa, pero es muy difícil hacer llegar las demandas que tienen las mujeres afganas si no pueden ponerse en contacto con un portavoz de los talibanes y pedirles que respeten los derechos humanos. Ahmad Massoud es el jefe del grupo antitalibán en el valle de Panjshir, al norte de Kabul, el último bastión de la resistencia a los talibanes.
Háblenos de la situación de las mujeres que han estado al lado del gobierno anterior o como defensoras de los derechos humanos. ¿Siente usted que la comunidad internacional les ha fallado con promesas incumplidas y les ha abandonado?
Las mujeres que han estado al lado del gobierno anterior o como defensoras de los derechos humanos no están seguras en Afganistán y podrían estar en peligro potencial y amenazadas por los talibanes. Los talibanes no las apoyan. La mayoría de ellas han abandonado el país, pero algunas aún permanecen en Afganistán. La Unión Europea y Estados Unidos han acogido a muchas de las personas refugiadas afganas y les han proporcionado un refugio seguro para ellas. Lo agradecemos de verdad, pero también pido a la comunidad internacional que ayude a las personas afganas en la actual crisis humanitaria. No todo el mundo puede huir del país.
Los talibanes dicen haber reabierto las universidades públicas para las estudiantes en seis de las 34 provincias de Afganistán desde el 2 de febrero de 2022. © AP Photo/Petros Giannakouris, Archivo
¿Qué acciones exigen con el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres y las niñas en Afganistán? ¿Cómo podemos abogar para que las mujeres sean escuchadas?
Pido a la comunidad internacional que ayude y asista a las personas afganas. Las organizaciones internacionales de derechos humanos deben seguir apoyando al pueblo afgano, especialmente a las mujeres, en su lucha por la justicia y la igualdad.
Los países vecinos deben abrir sus fronteras a la migración y expedir visados de viaje para las personas afganas, ya que muchas embajadas extranjeras están cerradas en Afganistán y es difícil para la gente acceder a los representantes de los países de acogida.
Hay muchas maneras en que la comunidad internacional puede defender los derechos de las niñas y mujeres afganas; puede difundir y sensibilizar; puede dar a conocer los problemas a los que se enfrentan las mujeres y cómo afectan a sus vidas; puede apoyar y amplificar las voces de quienes protestan y luchan por sus derechos; pueden ayudar a las mujeres que huyen y cuyas vidas están en peligro y amenazadas por los talibanes, como periodistas, activistas, mujeres policía, abogadas y juezas; puede apoyar la educación superior de las niñas en los países de acogida y fomentar profesoras femeninas para las estudiantes en las universidades de Afganistán.
Nos gustaría saber si está trabajando en red con mujeres dentro y fuera del país, y con otras organizaciones de otros países, y cómo podemos apoyar desde España.
Actualmente estoy trabajando en red con miembros de Girl Up Afghanistan que residen dentro y fuera del país. Nuestras actividades y programas para las adolescentes están en suspenso hasta que las escuelas y universidades vuelvan a abrir. Pedimos a las organizaciones internacionales de mujeres que se pongan en contacto con nosotros en girlupafg@gmail.com si tienen algún proyecto o actividades para fomentar la educación y las habilidades de liderazgo de las niñas en Afganistán. Cualquier tipo de apoyo ayudaría, por pequeño que fuera.
También estoy en contacto con la Red Europea de Mujeres Migrantes, que ha ayudado a salvar las vidas de muchas mujeres migrantes afganas. Han buscado soluciones sostenibles para sus problemas y actualmente siguen amplificando las voces de las mujeres afganas.
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