Por Amnistía Internacional
Nelson Mandela fue un líder político y activista que luchó contra el apartheid en Sudáfrica; un símbolo de la lucha contra la discriminación racial y la justicia social y uno de los personajes más inspiradores y destacados del siglo XX.
Con el número 46664, Nelson Mandela permaneció 27 años en prisión hasta su liberación, el 11 de febrero de 1990, hace 33 años. En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz, por su liderazgo en la lucha contra el apartheid y por su trabajo a la hora de promover la reconciliación entre las comunidades raciales. Un año más tarde, en 1994, fue elegido como el primer presidente negro de su país en las primeras elecciones democráticas celebradas en Sudáfrica en las que todos los ciudadanos y ciudadanas, independientemente de su raza, tuvieron derecho a votar. Durante su presidencia, Nelson Mandela lideró las negociaciones para establecer un sistema político multirracial en Sudáfrica y trabajó para establecer una democracia sólida y justa. Tras dejar el cargo en 1999, Mandela continuó trabajando en la promoción de la paz y los derechos humanos hasta su muerte en 2013.
Nelson Mandela volvió a visitar su celda en la isla de Robben, donde pasó dieciocho de sus veintisiete años de prisión, Sudáfrica, 1994. © Jurgen Schadeberg – www.jurgenschadeberg.com
El legado de Nelson Mandela se puede ver en sus frases más famosas, que reflejan su compromiso con la justicia, la igualdad y la reconciliación. He aquí algunas de las más inolvidables:
Nelson Mandela se dirige al Comité Especial contra el Apartheid en el Salón de la Asamblea General, Naciones Unidas, Nueva York, el 22 de junio de 1990. © UN Photo/P Sudhakaran
Flores para Mandela. BKP, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons
Nelson Mandela saluda a jóvenes simpatizantes desde lo alto de una valla publicitaria en un municipio de las afueras de Durban, el 16 de abril de 1994. © Alexander Joe / AFP vía Getty Images
Finalizamos el recopilatorio con el poema de William Ernest Henley que acompañó a Nelson Mandela en la prisión durante sus 27 años de cautiverio:
INVICTUS
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.
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