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Cómo se relacionan los derechos humanos con el cambio climático

Manu Mediavilla (@ManuMediavilla)

Manu Mediavilla (@ManuMediavilla)

Colaborador de Amnistía Internacional España

“La crisis climática es la mayor amenaza para nuestra supervivencia como especie y ya está amenazando los derechos humanos en todo el mundo”. Así de rotundo fue el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, el 24 de febrero de 2020 ante el Consejo de Derechos Humanos.

 

Y tanto este organismo de la ONU como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés IPCC) subrayan algunos de los derechos afectados: a la vida, a la salud, a la alimentación, al agua y al saneamiento, a una vivienda adecuada, a la libre determinación y a los derechos culturales.

Amnistía Internacional coincide en que “la emergencia climática es una crisis de derechos humanos de una magnitud sin precedentes” que “amenaza el disfrute de los derechos civiles, políticoseconómicos, sociales y culturales de las generaciones presentes y futuras y, en última instancia, el futuro de la humanidad”. Y añade a la lista otros derechos en peligro: a un nivel de vida adecuado, al trabajo, a un medio ambiente saludable, y a no sufrir discriminación ni trato cruel, inhumano y degradante.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) recuerda que las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana hacen aumentar las temperaturas en el mundo, y ese calentamiento global (ahora 1,1°C sobre los niveles preindustriales) provoca efectos nocivos y a veces devastadores: sequías, inundaciones, subida del nivel del mar, olas de calor, fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad, colapso de los ecosistemas… y un largo etcétera.

Cambio climático y derecho a la salud

Mujeres paquistaníes caminan a través de las aguas provacadas por las inundaciones que han afectado el distrito de Shikarpur en Sindh, Pakistán, el 2 de septiembre de 2022. © AP/Fareed Khan

Dramático escenario

El cambio climático no solo amenaza la vida de las personas, sino todas las formas de vida, advierte ACNUDH, que apunta varios ejemplos de sus graves consecuencias para los derechos humanos.

  • Según las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático provocará entre 2030 y 2050 unas 250.000 muertes adicionales al año solamente por malnutrición, malaria, diarrea y golpes de calor o estrés térmico. La cifra será aún mayor al considerar otras causas. 
  • Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los episodios meteorológicos extremos, sequías, inundaciones y otros desastres dejan prácticamente sin medios de subsistencia al 78% de las personas pobres (unos 800 millones) que viven en zonas rurales y suelen depender de la agricultura, la silvicultura y la pesca para sobrevivir. 
  • Según el Banco Mundial, si no se ponen en práctica medidas urgentes, los efectos del cambio climático podrían llevar a la pobreza a otros 100 millones de personas de aquí a 2030. 
  • Más de 2.000 millones de personas viven ya en países con gran estrés hídrico, y la cifra podría casi duplicarse en 2050. 
  • Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), uno de cada cuatro niños (unos 600 millones) vivirá en 2040 en zonas con un estrés hídrico extremadamente alto. 
  • Según el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC en inglés), los 28 millones de personas que vivieron esa realidad en 2018 se vieron empujados en gran parte por los fenómenos meteorológicos extremos. Entre 2008 y 2018, el promedio anual fue de 20,88 millones.

Amnistía Internacional completa ese dramático escenario de secuelas del cambio climático con otros datos sobre el hambre y la malnutrición (según el Programa Mundial de Alimentos, podrían aumentar un 20% antes de 2050) y sobre el acceso al agua, que se reduciría drásticamente para 1.000 millones de personas con un aumento de 2ºC en la temperatura mundial. La comunidad científica considera esencial que el calentamiento global permanezca por debajo de 1,5°C, ya que, como advierte el IPCC, alcanzar el nivel crítico de 2°C aumentaría la población expuesta a olas de calor intensas, el riesgo de sufrir escasez de agua y el peligro de inundaciones costeras en los pequeños Estados insulares en desarrollo.

Los derechos humanos se ven afectados por la crisis climátic. © Md Mudassir Hossain by Pexels

Derechos humanos amenazados por el cambio climático

Ese dramático telón de fondo no hace sino reflejar los derechos humanos afectados.

Derecho a la vida

Un derecho inderogable que no puede ser limitado ni suspendido en ningún caso, pero que, como apuntó en 2018 el Comité de Derechos Humanos, tiene en el cambio climático una de “las amenazas más acuciantes y graves a la capacidad de las generaciones presentes y futuras de disfrutarlo”. El IPCC prevé un incremento de muertes, enfermedades y lesiones por las olas de calor, inundaciones, tormentas, incendios y sequías, así como un aumento del hambre y la malnutrición; problemas de crecimiento y desarrollo para niñas y niños, y mayor riesgo de morbilidad y mortalidad por causas cardiorrespiratorias. La menor producción de alimentos y la consecuente malnutrición también elevarán el riesgo de mortalidad, sobre todo en África Subsahariana y Asia Meridional.

Derecho a la salud

Incluye los factores que la favorecen, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro de alimentos sanos y la nutrición adecuada, la vivienda adecuada y un entorno de trabajo saludable, el aire limpio y un medio ambiente sano, etc. El cambio climático ya está afectando negativamente a esos factores determinantes de la salud, incluso de manera indirecta, por el riesgo de que las catástrofes meteorológicas dañen o destruyan instalaciones sanitarias y reduzcan su capacidad de prestar servicios relacionados con la salud. Además, la degradación ambiental contribuye a la pérdida de biodiversidad y crea las condiciones para enfermedades animales que pueden derivar en epidemias virales; de hecho, el 60% de las enfermedades infecciosas en humanos son zoonóticas, al igual que el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes.

Derecho a la alimentación

Su disfrute peligra por el cambio climático, que amenaza todos los aspectos de la seguridad alimentaria y, como apuntó la Relatoría Especial de la ONU sobre ese tema, podría incrementar en 600 millones las personas vulnerables a la malnutrición hasta 2080. En los últimos años, el 80% de los desastres meteorológicos estuvieron relacionados con el cambio climático y afectaron gravemente a países con inseguridad alimentaria en Asia Meridional, África Subsahariana, Oriente Medio y Centroamérica.

Los pastores suministran agua de un pozo para dársela a sus camellos durante una sequía cerca de Kuruti, en el condado de Garissa, Kenia, el 27 de octubre de 2021. La frecuencia y la duración de las sequías seguirán aumentando debido al cambio climático, afectando a miles de millones de personas en todo el mundo. © AP Photo/Brian Inganga

Derecho al agua y al saneamiento

Un ámbito especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático, que acentúa la competencia por unos recursos hídricos cada vez más escasos. Las consecuencias pueden ser de gran alcance, ya que la escasez de agua ha sido un desencadenante clave de conflictos, violencia, desplazamientos y descontento social. Y el trasfondo no puede ser más inquietante a la vista de las cifras y previsiones sobre la población bajo fuerte estrés hídrico.

Derecho a una vivienda adecuada

Fundamental para disfrutar de otros derechos económicos, sociales y culturales, pero que se ve amenazado por el cambio climático y sus fenómenos meteorológicos extremos. La destrucción de hogares por los desastres meteorológicos y la progresiva inhabitabilidad de territorios por la sequía, erosión e inundaciones provocan desplazamientos de poblaciones, que tendrán grandes dificultades para encontrar una vivienda alternativa segura, asequible y con los servicios necesarios. El horizonte es parecido cuando se producen desalojos forzosos, y aún más complicado para las personas sin hogar, que suelen vivir en zonas vulnerables a todo tipo de catástrofes.

Derechos culturales

Más allá de preocupaciones inmediatas como la amenaza a los lugares del Patrimonio Mundial por la subida del nivel del mar, uno de los ámbitos fundamentales de este apartado es el de los pueblos indígenas, que “tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales, sus expresiones culturales tradicionales y las manifestaciones de sus ciencias, tecnologías y culturas”. A los organismos de la ONU les preocupan las consecuencias negativas del cambio climático sobre los derechos de los pueblos indígenas, ya que sus conocimientos tradicionales son una base importante para las políticas de adaptación y mitigación del calentamiento global.

Derecho a la libre determinación

Incluye el derecho de los pueblos a no ser privados de sus propios medios de subsistencia. Al amenazar estos, el cambio climático pone en riesgo la supervivencia de pueblos enteros y, en el caso de los pueblos indígenas, hace peligrar sus territorios tradicionales y sus fuentes de sustento. Todo ello afecta a su derecho a la libre determinación y amenaza su libre desarrollo económico, social y cultural.

Personas y grupos más afectados por el cambio climático

“La crisis climática es una expresión de injusticias profundamente arraigadas”, remarca Amnistía Internacional. Por eso afecta especialmente a personas y grupos que ya sufren múltiples discriminaciones y marginaciones: a las mujeres y a los pueblos indígenas, menores, personas con discapacidad, personas migrantes y desplazadas internas, y un amplio etcétera de colectivos que incluye a mayores, pobres, personas LGBTI y minorías étnicas y raciales y dentro de ellos las mujeres están afectadas de manera específica. En todo caso, no se debe ver a esas personas y grupos solo como víctimas, sino también –en el marco de un proceso participativo– como agentes de cambio y líderes de las iniciativas contra el cambio climático.

Mujeres

Su arraigada discriminación aumenta su vulnerabilidad ante el cambio climático, incluido el mayor riesgo de sufrir violencia de género tras una catástrofe. Las amenazas sobre la tierra, el agua, las especies y los medios de vida afectan de manera especial a las mujeres de las zonas rurales, donde las presiones económicas derivadas del cambio climático pueden forzar matrimonios infantiles como estrategia de supervivencia. Otra vía de salida suele ser la migración de mujeres de comunidades agrícolas, tanto en zonas propensas a sequías como en áreas costeras amenazadas por la subida del nivel del mar. El gran problema es que la exclusión femenina de la lucha contra el calentamiento global limita su eficacia e incrementa los daños climáticos. Máxime cuando las mujeres rurales pueden aportar sus valiosos conocimientos tradicionales para saber responder a la situación con prácticas de adaptación relativas a la selección de cultivos, la siembra, la cosecha, las técnicas de conservación de la tierra y la gestión cuidadosa de los recursos hídricos.

Pueblos indígenas

Quienes viven en ecosistemas frágiles que los hacen más vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que sufren los efectos del cambio climático de manera desproporcionada. La destrucción del medio ambiente –mediante la deforestación, la degradación o acaparamiento de tierras y la explotación excesiva de recursos minerales– acaba perjudicando a las economías locales y a los estilos de vida basados en la subsistencia, lo que se traduce en desplazamientos y pérdidas de tierras y recursos ancestrales que podrían ser una base importante para proteger el medioambiente, las políticas de adaptación y mitigación del calentamiento global.

Una niña se refugia después de que su casa fuera azotada por inundaciones en el distrito de Shikarpur de la provincia de Sindh, en Pakistán, el 1 de septiembre de 2022. Funcionarios de la salud paquistaníes informaron el jueves de un brote de enfermedades transmitidas por el agua en áreas afectadas por las recientes inundaciones. © AP/Fareed Khan

Niñas y niños

Su salud se ve amenazada de forma desproporcionada por el cambio climático, que también puede lastrar su acceso a la educación, a la alimentación y vivienda adecuada y al agua potable y saneamiento. Desde otra perspectiva, ACNUDH constató positivamente que los litigios climáticos planteados por niñas y niños de hoy podrían salvaguardar los intereses de las generaciones futuras. De hecho, en muchos países existe ya una base jurídica para plantearlos, que ha sido utilizada por menores y sus representantes en Filipinas, Nigeria y Estados Unidos. Durante la Cumbre de la ONU sobre la Acción Climática en 2019, 16 menores de 12 países presentaron una histórica petición al Comité de los Derechos del Niño para denunciar la falta de acción de los Gobiernos ante la crisis climática.

Personas migrantes y desplazadas internas

Sus movimientos tienen muchas veces su origen en desastres climáticos –desertificación, degradación ambiental, subida del nivel del mar– que amenazan sus condiciones de vida y sus derechos humanos. Aunque la relación entre el cambio climático y la movilidad humana es compleja, resulta evidente que los efectos del calentamiento global contribuyen a las vulneraciones de derechos humanos y a los movimientos de población conexos. Los fenómenos meteorológicos extremos fueron una causa fundamental del desplazamiento interno de 28 millones de personas en 2018, y con frecuencia ese primer movimiento va seguido de otro transfronterizo cuando las personas desplazadas no consiguen un trabajo digno ni servicios esenciales. En esa búsqueda de futuro se acentúan los riesgos de graves violaciones de derechos humanos –trata de personas, trabajo forzoso, violencia sexual y de género–, un ámbito en el que las mujeres migrantes son más vulnerables tanto en los territorios de tránsito como en los campamentos, fronteras y países de destino.

Personas con discapacidad (1.000 millones en todo el mundo)

Se ven más expuestas a los efectos adversos del cambio climático por factores como la discriminación, el estigma y la pobreza, que alcanza a la mayoría del colectivo, cuyos niveles de ingresos y empleo son menores en comparación con sus mayores gastos motivados por su discapacidad. Además, en situaciones de emergencia registran mayores tasas de morbilidad y mortalidad, a la vez que su acceso al apoyo de urgencia es menor. Por si fuera poco, los programas de protección social y reducción de la pobreza suelen pasar por alto sus necesidades y tienden a desincentivar su incorporación al mercado laboral.

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