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Proteger el derecho al aborto: Entrevista con Fernanda Doz Costa

Por Raquel Borbolla Albarran

Por Raquel Borbolla Albarran

Activista de Amnistía Internacional México

Fernanda Doz Costa, directora del programa de Género, Justicia Racial y Derechos de las Personas Refugiadas y Migrantes de Amnistía Internacional, se formó como abogada de derechos humanos en Argentina.
Con motivo del Día Internacional del Aborto Seguro, Fernanda habla sobre los peligros del aborto en condiciones de riesgo, de algunas de las personas a las que ha apoyado durante su trayectoria y de pequeñas acciones que pueden llevarse a cabo fácilmente para conseguir que las personas de todo el mundo tengan acceso a un aborto seguro.
¿Podrías hablarme de tu función en Amnistía y qué te llevó a realizarla?

Yo dirijo el trabajo de Amnistía Internacional sobre género, justicia racial y derechos de las personas refugiadas. Mi trayectoria hasta llegar ahí vino determinada por mi experiencia al crecer en Argentina durante la dictadura y mi activismo durante mis años como estudiante de Derecho, en defensa de la justicia social y los derechos humanos.

Por mi formación como abogada, siempre me ha interesado la interacción entre los marcos jurídicos y el activismo, es decir, cómo podemos usar ambos para cuestionar las injusticias y crear un mundo en el que todas las personas puedan desarrollarse y disfrutar de todos los derechos humanos. Se podría decir que siempre me he tomado las injusticias como algo personal, y unirme a Amnistía fue una de mis formas de resistencia.

¿Cuáles son las áreas que más te interesan?

Me apasionan especialmente la justicia reproductiva, la igualdad de género y la justicia racial. También he trabajado mucho con pueblos indígenas y esto, junto con mi activismo feminista, ha sido de las experiencias de aprendizaje que más me han impactado.

Son áreas que están profundamente interconectadas. Cuando hablamos sobre el derecho al aborto, no sólo estamos hablando de atención a la salud, también hablamos de igualdad, dignidad y autonomía. El derecho de acceso al aborto y otros servicios de salud reproductiva no es un “lujo”: es un derecho humano básico que afecta profundamente a la calidad de vida y el futuro de una persona y de sus seres queridos.

En mi país, como en muchos otros países del mundo, quienes tienen dinero siempre han tenido acceso al aborto, sea éste legal o no. Por eso, para mí se trata de una lucha por la justicia social y económica.

El derecho al aborto es una parte importante de tu trabajo en Amnistía, ¿por qué es un asunto tan urgente?

El aborto es un derecho humano. Y sin embargo, en todo el mundo, tanto las personas que prestan servicios de aborto como las que intentan recibirlos se enfrentan a la penalización, el estigma y la violencia. El hecho de que nuestros cuerpos y nuestra autonomía reproductiva aún sigan siendo discutidos por dirigentes religiosos y políticos es una clara señal de que el patriarcado tiene una influencia muy profunda en todos los aspectos de nuestras vidas y queda mucho trabajo por hacer.

No existe ningún otro servicio de salud, especialmente los que necesitan los hombres, que tenga este nivel de oposición organizada y financiada mundialmente.

La campaña de Amnistía quiere dar visibilidad al aborto, desestigmatizarlo y protegerlo, porque el silencio no hace sino reforzar la opresión y el estigma. El aborto es atención de la salud, y la atención de la salud es un derecho humano gravemente amenazado en la actualidad en todo el mundo. Éste es el motivo por el que Amnistía da prioridad a este asunto, y también porque en el centro del debate está la desigualdad estructural.

¿Cuáles son los estigmas que sufren las personas en relación al aborto?

El estigma se manifiesta de muchas formas: vergüenza, aislamiento, temor a ser juzgadas e incluso a que se presenten cargos judiciales contra ellas. A las personas que son profesionales de la salud se las margina, a las que defienden el derecho al aborto con su activismo se las amenaza, y a las que quieren abortar o proporcionan servicios de aborto se las hace sentir como si fueran criminales por decidir sobre su propio cuerpo o apoyar a quienes necesitan servicios de atención de la salud.

Este estigma es una imponente barrera para acceder a la atención a la salud en casos de aborto, y expone a activistas, médicos/as, enfermeros/as y personas que buscan atención sanitaria a una intensa ansiedad y discriminación, que impacta en su bienestar físico y en su salud mental a largo plazo.

En muchos casos, este estigma conduce a que se niegue la atención sanitaria, y a muertes que podrían haberse evitado. Un ejemplo es el de Josseli Barnica, de 28 años, que murió en Texas en 2024 a consecuencia del retraso de los médicos en tratarla por temor a la prohibición del aborto a partir de las seis semanas de embarazo. ¿Cómo puede ser esto “derecho a la vida”?

¿Cuál es la situación del derecho al aborto en el mundo? Por ejemplo, ¿qué países son los menos progresistas al respecto y cuáles los que más?

El panorama es muy variado. Países como Argentina, México, Colombia y Francia han hecho avances históricos para despenalizar el aborto y consagrarlo en la legislación y la Constitución. Por otro lado, en lugares como El Salvador, Malta, y partes de Estados Unidos continúan existiendo prohibiciones totales o casi totales. En Namibia, el aborto está gravemente restringido, y en Marruecos su penalización tiene consecuencias devastadoras para las mujeres, las niñas y las personas que pueden quedarse embarazadas. Sin embargo, en muchos países la lucha continúa.

¿Qué ha contribuido al progreso del derecho al aborto? ¿Y qué lo ha hecho peligrar?

Los avances se han producido gracias a los movimientos feministas de base, el valor de defensores y defensoras de los derechos humanos y la solidaridad internacional. La Marea Verde de América Latina es un claro ejemplo.

Sin embargo, reveses como la decisión de la Corte Suprema estadounidense de restringir el derecho al aborto han envalentonado a las fuerzas antiabortistas, incrementado la financiación de campañas regresivas, recortado el apoyo económico de los servicios de salud reproductiva en los países que más lo necesitan y provocado la censura de la información sobre el aborto en Internet.

De hecho, se sabe perfectamente que el aborto no se puede “prevenir”; lo único que se logra cuando se ilegaliza es volverlo inseguro y peligroso. Por ello, esta ola antiderechos sólo conducirá a más muertes y sufrimiento humano.

Cuéntanos el caso de alguna persona a quien hayan negado la posibilidad de abortar y que te haya afectado particularmente.

Un caso destacado es el de Belén, una mujer que fue acusada de homicidio con agravantes por haber sufrido un aborto espontáneo en un hospital público de Tucumán (Argentina) en 2014. Al final, quedó en libertad en 2017, y poco después fue absuelta de todos los cargos.

El caso causó gran indignación en Argentina y en todo el mundo, y contribuyó a que Argentina legalizara el aborto a finales de 2020.

La historia de Belén nos recuerda claramente lo que está en juego.

¿Y hay alguna historia de mujeres a las que hayas apoyado que recuerdes especialmente?

Por supuesto. La historia de Vannesa Rosales, maestra venezolana que ayudó a una sobreviviente de violación de 13 años a acceder a un aborto seguro, es profundamente conmovedora. Vanessa fue detenida y acusada de ayudar a acceder a un aborto, pero se mantuvo firme en su apuesta por la justicia. Tras una potente campaña en su apoyo, quedó libre el 21 de julio de 2021, tras pasar nueve meses detenida, seis de ellos en arresto domiciliario. Su valor, unido al apoyo mundial que recibió, demuestran el poder de la solidaridad.

¿Con qué obstáculos inesperados se encuentran las personas cuando se trata de abortar?

Incluso cuando el aborto es legal, su acceso a él puede verse afectado por los tiempos de espera, el asesoramiento psicológico obligatorio, las autorizaciones de terceros o los requisitos del informe policial. La objeción de conciencia/denegación de atención por parte de proveedores sanitarios restringe la disponibilidad en la práctica, como se vio durante nuestro trabajo en Sudáfrica.

La censura digital y la información errónea en las grandes plataformas limitan una orientación fiable. La estigmatización, así como las presiones religiosas y sociales, disuaden a la gente de buscar atención de salud. Otros factores que restringen aún más el acceso, son la distancia, el costo, la falta de privacidad y unas infraestructuras deficientes, especialmente en las zonas rurales. Cuando los servicios están bloqueados, la gente suele recurrir a métodos inseguros, que causan daños maternos evitables.

Uno de los obstáculos que menos se tiene en cuenta es la censura online. Plataformas de redes sociales como Meta y TikTok están eliminando el contenido relacionado con el aborto, lo que dificulta el acceso a una información que puede salvar vidas.

¿Cómo se puede apoyar el derecho al aborto?

Compartiendo información correcta, enfrentándose al estigma y apoyando a quienes defienden el aborto en tu país. Escribiendo una canción o una obra de teatro sobre el derecho al aborto. Llevando un pin en favor del derecho a decidir o colocando una pegatina en tu automóvil o tu portátil. Todo cuenta.

Hay muchas formas de actuar. Pueden unirse a las campañas locales de Amnistía Internacional en Polonia, Marruecos, Estados Unidos, Sierra Leona, Irlanda del Norte y otros lugares. Pónganse en contacto con nuestros colegas y únanse a la lucha. Firmen esta petición para proteger el derecho de acceso al aborto en Estados Unidos. Lean más información sobre cómo apoyar a los y las activistas de derechos humanos que defienden el derecho al aborto.

También pueden compartir información correcta y cuestionar mitos para reducir la estigmatización; colaborar en el trabajo de incidencia mediante peticiones, campañas y acceso directo a quienes toman las decisiones (en África, dirigirse a los/as parlamentarios/as ha funcionado en lugares como Malawi); y presionar a las plataformas tecnológicas para que mantengan accesible un contenido fiable y localizado.

¿Cómo te ha ayudado tu formación jurídica a desarrollar tu función en Amnistía?

El derecho me ofrece herramientas para analizar sistemas de opresión y defender el cambio. Nos ayuda a hacer que los gobiernos rindan cuentas, redactar recomendaciones sobre política y encuadrar el derecho al aborto dentro de los derechos humanos. Pero no se trata sólo de tener experiencia en el ámbito jurídico, sino de usar la ley para amplificar las voces y desmantelar la injusticia.

¿Cómo te relajas después de trabajar en asuntos tan densos?

Me refugio en la comunidad y la solidaridad colectiva: la conexión con colegas, amistades y activistas que comparten mis valores y mi misión. También saco tiempo para disfrutar de la naturaleza, la música y la lectura. Recargar las pilas es importante, porque la lucha por los derechos humanos es una maratón, no una carrera de velocidad.

¿Qué está haciendo Amnistía para apoyar el derecho al aborto?

Estamos llevando a cabo una campaña global llamada “1000 Maneras de Apoyar el Derecho al Aborto” que defiende el derecho al aborto en lugares clave, como Sierra Leona, Polonia, Estados Unidos, Marruecos e Irlanda del Norte.

Publicamos informeslanzamos pódcastsen apoyo de las personas que defienden el derecho al aborto, e impulsamos reformas legales.

Nuestro objetivo es crear un entorno propicio en el que el aborto sea seguro, legal y accesible para todas las personas.

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