La Secretaria General de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, durante el recorrido por zonas ucranianas, atacadas por las fuerzas militares rusas.
“Las fuerzas rusas deben responder ante la justicia por una serie de crímenes de guerra cometidos en el noroeste de Kiev”, ha declarado hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe elaborado tras una investigación exhaustiva sobre el terreno.
El informe, titulado ‘He’s Not Coming Back’: War Crimes in Northwest Areas of Kyiv Oblast, está basado en decenas de entrevistas y en un análisis exhaustivo de pruebas materiales. Amnistía Internacional documentó ataques aéreos ilegítimos en Borodyanka y ejecuciones extrajudiciales en otras localidades y pueblos, incluidos Bucha, Andriivka, Zdvyzhivka y Vorzel.
Una delegación de Amnistía Internacional encabezada por la secretaria general de la organización ha visitado la región en los últimos días, ha hablado con sobrevivientes y con familias de víctimas, y se ha reunido con altos cargos ucranianos.
“El patrón de crímenes cometidos por las fuerzas rusas que hemos documentado incluye tanto ataques ilegítimos como homicidios deliberados de civiles”, dijo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“Nos hemos reunido con familias cuyos seres queridos perdieron la vida en ataques terribles y cuyas vidas ha cambiado para siempre la invasión rusa. Apoyamos sus peticiones de justicia y solicitamos a las autoridades ucranianas, a la Corte Penal Internacional y a otras entidades que garanticen la preservación de las pruebas que podrían respaldar futuros enjuiciamientos por crímenes de guerra.
“Es vital que todas las personas responsables, incluidas las que ocupan los máximos puestos en la cadena de mando, respondan ante la justicia”.
En Borodyanka, Amnistía Internacional halló que al menos 40 civiles murieron en ataques desproporcionados e indiscriminados que devastaron todo un barrio y dejaron sin hogar a miles de personas.
En Bucha y varias localidades y pueblos más del noroeste de Kiev, Amnistía Internacional documentó 22 casos de homicidio ilegítimo a manos de las fuerzas rusas, en su mayoría presuntas ejecuciones extrajudiciales.
Durante 12 días de investigaciones, el equipo de Amnistía Internacional entrevistó a residentes de Bucha, Borodyanka, Novyi Korohod, Andriivka, Zdvyzhivka, Vorzel, Makariv y Dmytrivka, y visitó lugares donde se habían cometido numerosos homicidios.
En total, entrevistó a 45 personas que habían presenciado homicidios ilegítimos de sus familiares y vecinos a manos de soldados rusos o que tenían conocimiento de primera mano de ellos, y a otras 39 que habían sido testigos de ataques aéreos contra 8 edificios residenciales o que tenían conocimiento de primera mano de ellos.
Ataques aéreos ilegítimos en Borodyanka
Los días 1 y 2 de marzo, una serie de ataques aéreos rusos alcanzaron a ocho edificios de apartamentos de la localidad de Borodyanka, a unos 60 kilómetros al noroeste de Kiev, donde vivían más de 600 familias.
Los ataques causaron la muerte de al menos 40 residentes y destruyeron los edificios, así como decenas de edificios y casas de los alrededores. La mayoría de las víctimas murieron en los sótanos de los edificios, donde se habían refugiado. Otras murieron en su apartamento.
La mañana del 2 de marzo, en un solo ataque murieron al menos a 23 personas en el Edificio 359 de la calle Tsetralna. Entre las víctimas figuraban 5 familiares de Vadim Zahrebelny: su madre, Lydia; su hermano Volodymyr y Yulia, su esposa; y los padres de ésta, Lubov y Leonid Hurbanov.
Vadim dijo a Amnistía Internacional: “[Mi hijo y yo] salimos del Edificio 359 justo después de las 7 de la mañana. Pero mi madre, y mi hermano y su esposa insistieron en quedarse en el sótano porque tenían miedo de que los soldados rusos les disparasen si salían a la calle. Unos 20 minutos después de que saliéramos, el Edificio 359 fue bombardeado y todos murieron, junto con otros vecinos y vecinas”.
Vasyl Yaroshenko estaba cerca de uno de los edificios cuando éste fue bombardeado. El declaró que: “salí de mi apartamento para hacer unos trabajos en el garaje, mientras mi esposa iba a llevar al sótano a una pareja de vecinos de más edad. Cuando llegué al garaje, a unos 150 metros del edificio, hubo una explosión enorme. Me agaché detrás del garaje. Cuando miré, vi un gran hueco en el edificio. Toda la parte del medio se había derrumbado, justo donde estaba el sótano en el que se refugiaban los residentes. Mi esposa Halina estaba entre quienes murieron. Todavía la veo en la puerta de nuestro apartamento, el hogar donde vivimos 40 años”.
El 1 de marzo, una serie de ataques aéreos alcanzó a otros 6 edificios de la vecindad. Al menos 7 personas murieron en el Edificio 371 de la calle Tsentralna, entre ellas Vitali Smishchuk, cirujano de 39 años, su esposa Tetiana y su hija de 4 años Yeva.
La madre de Vitali, Ludmila, dijo a Amnistía Internacional: “cuando la situación empeoró, se hizo demasiado peligroso ir de una parte a otra de la localidad. Había tanques en las calles… La gente tenía miedo de estar fuera.
“Estaba hablando con mi hijo, diciéndole que se marchara, pero le preocupaba salir. Se refugiaron en el sótano en busca de seguridad… pero la bomba destruyó la parte de en medio del edificio, donde estaba el sótano”.
Que se sepa, no se ha localizado ningún objetivo militar ucraniano fijo en ninguno de los edificios bombardeados ni en sus alrededores, aunque a veces, según informes, personas armadas que apoyaban a las fuerzas ucranianas disparaban a los vehículos militares rusos que pasaban desde algunos de esos edificios o cerca de ellos. Los ataques deliberados y directos contra bienes de carácter civil y los ataques desproporcionados constituyen crímenes de guerra.
Amnistía Internacional ha creado una nueva representación interactiva de 360 grados de los enormes daños causados por los ataques aéreos en Borodyanka que se puede ver aquí.
Homicidios ilegítimos en el noroeste de Kiev
A finales de febrero, fuerzas rusas ocuparon la localidad de Bucha, a unos 30 kilómetros al noroeste de Kiev, y, entre el cuatro y el 19 de marzo, mataron a cinco hombres en presuntas ejecuciones extrajudiciales en un recinto de cinco edificios dispuestos alrededor de un patio, cerca del cruce de las calles Yablunska y Vodoprovidna.
Yevhen Petrashenko, gerente de ventas de 43 años y padre de 2 hijos, murió por disparos en su apartamento de la calle Yablunska el 4 de marzo.
Su esposa, Tatiana, dijo a Amnistía Internacional que estaba en el sótano del edificio mientras Yevhen se había quedado en el apartamento. Había acudido a ayudar a un vecino cuando los soldados rusos estaban llevando a cabo registros casa por casa. Tatiana perdió el contacto con Yevhen, cuyo cuerpo encontró en su apartamento al día siguiente un vecino.
A instancias de Tatiana, los soldados rusos le permitieron visitar el apartamento. Tatiana contó: “Yevhen yacía muerto en la cocina. Le habían disparado en la espalda, [cerca de] los pulmones y el hígado. Su cuerpo permaneció en el apartamento hasta el 10 de marzo, cuando pudimos enterrarlo en una tumba poco profunda en el patio”.
El equipo de investigación de Amnistía Internacional encontró dos balas y tres casquillos en el lugar del homicidio. La persona del equipo encargada de investigar las armas identificó las balas como balas perforadoras de blindaje 7N12 de punta negra calibre 9 x 39 mm que sólo pueden dispararse con rifles especializados que usan algunas unidades de élite rusas, incluidas las que, según informes, operaban en Bucha en aquel momento.
Una serie de documentos militares rusos recuperados en Bucha, que el equipo de investigación de Amnistía Internacional analizó, ofrecen más indicaciones sobre las unidades implicadas. Entre los papeles estaban los expedientes de reclutamiento e instrucción pertenecientes a un mecánico conductor del 104 Regimiento de las Tropas Aerotransportadas de Rusia (VDV). Cabe señalar que algunas unidades de las VDV están equipadas con rifles especializados que disparan las balas perforadoras de blindaje de 9 x 39 mm.
El 22 o el 23 de marzo, Leonid Bodnarchuk, trabajador de la construcción de 44 años que vivía en el mismo edificio que Yevhen Petrashenko, fue también asesinado. Residentes que se refugiaban en el sótano dijeron a Amnistía Internacional que unos soldados rusos dispararon a Leonid cuando éste subía las escaleras y que luego lanzaron una granada en el hueco de la escalera. Más tarde encontraron su cuerpo mutilado en un charco de sangre en las escaleras.
El equipo de investigación de Amnistía Internacional encontró grandes manchas de sangre en varios peldaños de la escalera que llevaba al sótano, así como marcas de quemaduras y un patrón de daños en la pared compatible con la explosión de una granada.
En localidades y pueblos vecinos, Amnistía Internacional recabó más pruebas y testimonios de homicidios ilegítimos, incluidas presuntas ejecuciones extrajudiciales: algunas víctimas tenían las manos atadas a la espalda, mientras otras mostraban señales de tortura.
En el pueblo de Novyi Korohod, fue asesinado Viktor Klokun, trabajador de la construcción de 46 años. Olena Sakhno, su pareja, dijo a Amnistía Internacional que algunos lugareños le llevaron el cuerpo de Viktor el 6 de marzo. Contó: “tenía las manos atadas a la espalda con un trozo de plástico blanco y le habían disparado en la cabeza”.
Olha, la esposa de Oleksii Sychevky, de 32 años, y el padre de éste, Olexandr, de 62, murieron cuando el convoy de coches en el que viajaban fue tiroteado por lo que, según creían, eran fuerzas rusas.
Oleksii dijo a Amnistía Internacional: “el convoy eran todos civiles que huían. En casi todos los coches había niños. Cuando nuestro coche acababa de llegar a una fila de árboles, oí disparos; primero disparos sueltos y luego una ráfaga.
“Los disparos alcanzaron al primer vehículo del convoy, que se detuvo. Nosotros íbamos en el segundo y tuvimos que detenernos también. Después nos dieron. Nuestro coche fue alcanzado por al menos seis o siete disparos. Mi padre murió al instante de una bala en la cabeza. A mi esposa le alcanzó un trozo de metal y mi hijo también resultó herido”.
El equipo de investigación de Amnistía Internacional que visitó Bucha, Borodyanka y otras localidades y pueblos cercanos en abril, después de que se hubieran exhumado las víctimas (de entre los escombros de los edificios derrumbados o de las tumbas poco profundas temporales en las que muchas habían sido enterradas) se encontró con que muchos familiares estaban disgustados por el trato que recibían los restos de las víctimas. A las familias les preocupaba el caos que rodeaba el tratamiento de los restos, que no se las mantenía debidamente informadas y que, en algunos casos, los restos no se estaban identificando correctamente.
La búsqueda de justicia por crímenes de guerra
Las ejecuciones extrajudiciales cometidas en conflictos armados internacionales constituyen homicidios deliberados, que son crímenes de guerra. Los ataques indiscriminados y desproporcionados llevados a cabo con intención dolosa son también crímenes de guerra.
Todas las personas responsables de crímenes de guerra deben rendir cuentas penalmente de sus actos. Según la doctrina de responsabilidad de mando, los superiores jerárquicos —tanto los mandos militares como los dirigentes civiles, por ejemplo ministros y jefes de Estado— que sepan o tengan motivos para saber que sus fuerzas están cometiendo crímenes de guerra y no hagan nada para detenerlos o castigar a los responsables deben ser considerados también penalmente responsables.
Todos los procesos o mecanismos judiciales deben ser lo más exhaustivos posibles, y garantizar que todos los perpetradores de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, genocidio y del crimen de agresión en Ucrania, de todas la partes en el conflicto, responden ante la justicia en juicios justos sin recurso a la pena de muerte. Además, se deben poner los derechos de las víctimas en primer plano de la investigación y del enjuiciamiento de crímenes internacionales, y todos los mecanismos de justicia deben adoptar un enfoque centrado en las personas sobrevivientes.
Aquí encontrarán la documentación de Amnistía Internacional sobre violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas durante la guerra en Ucrania.