Por Amnistía Internacional
- octubre 6, 2022
- Por Amnistía Internacional
La educación en derechos humanos es fundamental para abordar las causas de las violaciones de derechos humanos. Sirve para empoderar a las personas –y especialmente a las víctimas de abusos– para que puedan defender sus derechos, aquellos establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos que garantizan valores humanos fundamentales, como la vida, la integridad física y psicológica, la libertad, la seguridad, la dignidad y la igualdad. Los derechos humanos protegen de la exclusión, la marginación y el abuso de poder, y ayudan a eliminarlos cuando se producen.
1. ¿Qué es la educación en derechos humanos?
La educación en derechos humanos nos permite empoderarnos y empoderar a otros para desarrollar los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias con las que promover la igualdad, la dignidad y el respeto en nuestra comunidad, en nuestra sociedad y en todo el mundo.
Educación en derechos humanos. © Andersen Press
2. ¿Con qué fin se imparte educación en derechos humanos?
El mandato de la educación en derechos humanos es inequívoco: “tienes derecho a conocer cuáles son tus derechos humanos”. El preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos exhorta a “todas las personas y órganos de la sociedad” a “esforzarse, mediante la enseñanza y la educación, en promover el respeto a estos derechos y libertades”.
Creemos que la educación en derechos humanos es fundamental para abordar las causas subyacentes de las violaciones de los derechos humanos.
Creando un entorno propicio al pensamiento crítico, se da espacio a las personas para que reflexionen sobre sus propios valores y actitudes y, en definitiva, modifiquen su propia conducta.
Sirve para prevenir los abusos contra los derechos humanos, combatir la discriminación, promover la igualdad y fomentar la participación de la gente en los procesos de toma de decisiones.
3. ¿Existe la obligación de educar en derechos humanos a las personas?
Sí. Toda persona tiene derecho a conocer, buscar y recibir información sobre todos los derechos humanos y las libertades fundamentales, y debe tener acceso a educación y formación en materia de derechos humanos.
Los gobiernos tienen la obligación de garantizar que sus ciudadanos y ciudadanas pueden aprender sobre sus derechos humanos. Así lo establecen múltiples instrumentos nacionales, regionales e internacionales.
4. ¿Qué diferencia supone la educación en derechos humanos?
La educación en derechos humanos empodera a las personas para reclamar sus derechos.
Garantiza que conozcan sus responsabilidades quienes ocupan posiciones de poder.
Ayuda a consolidar el movimiento de los derechos humanos estableciendo entre las personas conexiones basadas en sus valores y empoderándolas para que participen en la promoción de los derechos humanos en sus comunidades y sociedades y en todo el mundo.
5. ¿Hay una edad mínima para aprender sobre los derechos humanos?
No. Toda persona, en cualquier momento de su vida, tiene derecho a conocer y reclamar sus derechos humanos.
Pensamos que las personas de todas las edades deben poder opinar, de manera significativa y continua, en lo referente al pleno disfrute de sus derechos humanos, desde su propia comunidad hasta el ámbito nacional, y así garantizar que los gobiernos se atienen a sus compromisos, además de tener la oportunidad de conectar globalmente para crear sociedades que respeten los derechos humanos en todo el mundo.
6. ¿Cualquier persona puede educar en derechos humanos?
Sí. Todo el mundo puede practicar la educación en derechos humanos y aprender de ella.
La persona que imparte educación en derechos humanos consigue máxima eficacia cuando aplica métodos de facilitación y participación para crear entornos de aprendizaje constructivos donde se fomenten la libertad de expresión y el análisis crítico.
7. ¿Consideran que es útil educar en derechos humanos cuando existen necesidades básicas como alimentos y agua potable?
Sí. La educación en derechos humanos empodera a las personas afectadas por violaciones de derechos humanos para exigir rendición de cuentas a quienes ocupan posiciones de poder y dirigen empresas y gobiernos.
Con ello pueden conseguir un cambio sostenible a largo plazo y el fin de los círculos viciosos de dependencia que se crean cuando abusos como no proporcionar acceso a la alimentación y el agua potable no se tratan como violaciones de derechos humanos.
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