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Bienvenido Mr. Biden, ¿se respetarán por fin los derechos humanos en Estados Unidos?

Blanca Hernández Martín

Blanca Hernández Martín

Experta sobre EEUU en Amnistía Internacional España.

Cuando el día de la inauguración de Biden se acerca, hemos superado el susto de ver unos ultras en el Capitolio, las redes sociales han decidido suspender los perfiles del presidente Trump y sus seguidores y los acontecimientos históricos se suceden un día tras otro en EEUU, queremos hacer una reflexión sobre los desafíos de Biden y que pueda superar otros obstáculos de antiguos presidentes mas voluntariosos que el que sale de la Casa Blanca.

Últimamente, cada día en Estados Unidos parece durar semanas y cada semana parece poder contener tantas noticias como un año normal entero.

Desde la llegada de Trump al poder, las crisis de derechos humanos se han sucedido: el “muslim ban”, el destrozo casi absoluto del sistema de asilo y refugio del país, la cruel separación de niños migrantes de sus padres en la frontera sur del país, una violencia policial que no cesa, las desigualdades raciales y económicas que la COVID no ha hecho más que agudizar, la discriminación de los estudiantes trans en el sistema educativo… Y con el ataque el otro día al Capitolio de seguidores del presidente Donald Trump, parece que los problemas no dejan de aumentar. El apoyo de Trump a los supremacistas blancos y otros grupos violentos ha avivado las llamas de la violencia, en un país en que las armas ya tienen una presencia demasiado amplia en la vida de sus ciudadanos, llevando a unos niveles de tensión y preocupación difíciles de exagerar. 

El día 20 de enero acabó esta etapa convulsa y empezó el gobierno del presidente electo Joe Biden. ¿Se solucionarán todos los problemas del país de la noche a la mañana? ¿Se verán los derechos humanos plenamente realizados en Estados Unidos? ¿Será, de repente, Estados Unidos el nuevo paraíso del respeto, la igualdad y la justicia? Ciertamente no, y si bien la herencia que recibirá el nuevo gobierno incluye muchos problemas de derechos humanos que hemos visto nacer o recrudecerse durante estos últimos años, otros muchos son cuentas pendientes del país desde hace décadas.

La prisión de Guantánamo, sin ir más lejos, ha cumplido ya 19 años. ¿Será Biden capaz de lograr lo que prometió Obama y cerrar este centro de detención? ¿Se investigarán, por fin, las alegaciones de tortura y malos tratos? ¿Algún responsable acudirá ante la justicia por todas las violaciones de los derechos humanos que se han dado allí?

El presidente electo de EE. UU., Joe Biden, se ajusta la mascarilla mientras habla sobre su plan para administrar vacunas contra la COVID-19 durante una conferencia de prensa celebrada en Wilmington, Delaware, el 15 de enero de 2021. © REUTERS / Kevin Lamarque

Los retos de la presidencia de Joe Biden

El reto va a ser muy importante, pero las prioridades en materia de derechos humanos están claras:

  • la lucha contra la COVID y el acceso universal a la salud, además de volver a la OMS y la cooperación internacional;
  • la violencia armada que asola el país día a día en incontables tiroteos que ni siquiera aparecen en los titulares;
  • el uso excesivo de la fuerza por parte la policía y los incontables homicidios de población afroamericana por parte de las fuerzas del orden;
  • la discriminación racial en todos los ámbitos de la sociedad;
  • la verdadera protección de los refugiados, especialmente los que llegan a la frontera sur del país en la que muchos son devueltos a México para esperar casi indefinidamente poniendo sus vidas en grave peligro. O los que esperan una oportunidad para rehacer sus vidas como los rohingyas de Myanmar o los uighures de China;
  • la plena igualdad de género y la protección de las personas LGBTI, que han sufrido diversos retrocesos en sus derechos durante estos últimos cuatro años, especialmente en el ámbito educativo;
  • el cierre de Guantánamo, un centro de detención que no debió abrir nunca y es una mancha indeleble en el historial de derechos humanos de EEUU;
  • la revisión de las ventas de armas (por ejemplo, a Arabia Saudí y su implicación en la guerra del Yemen) y el desarrollo de nuevas regulaciones y prohibiciones;
  • la recuperación de la cooperación internacional en materia de derechos humanos, volviendo a participar en los diversos órganos internacionales;
  • la defensa de la libertad de expresión y la garantía de que la población puede participar sin miedo en manifestaciones;
  • y el compromiso en la lucha contra el cambio climático, volviendo al Acuerdo de París y elaborando un plan de transición que incorpore el respeto por los derechos humanos desde un principio.

Un hombre sostiene carteles que dicen “Las armas salvan vidas” mientras una caravana de automóviles pasa en apoyo de la segunda enmienda el Día del Lobby, un día tradicionalmente reservado para que el público ejerza presión sobre los legisladores, 18 de enero de 2021. © REUTERS / Leah Millis

El cierre de la cárcel de Guantánamo

La lista no es corta, pero el trabajo es urgente y es por eso que es necesario que el gobierno de Biden se ponga las pilas desde el primer día. Y recordemos que no es cuestión sólo de quién sea el presidente y que políticas decida promocionar, sino que todos los oficiales de un gobierno deben respetar, proteger y cumplir los derechos humanos de toda la población del país.

Y desde aquí, ¿qué podemos hacer?

Desde Amnistía Internacional vamos a seguir igual de pendientes que estos últimos cuatro años para compartir nuestras preocupaciones y denunciar todas las violaciones de derechos humanos que detectemos, pues nuestro trabajo no cambia gobierne quien gobierne. Y desde casa nos podéis ayudar, por ejemplo, pidiéndole al gobierno de EEUU que cierre de una vez por todas Guantánamo firmando esta petición.

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