El líder de la oposición rusa Alexei Navalny saluda desde la ventana de una comisaría de policía en Moscú el 29 de septiembre de 2017. (Foto de MAXIM ZMEYEV/AFP vía Getty Images).
Tras una cuidadosa evaluación, Amnistía Internacional ha decidido volver a designar a Alexei Navalny como “preso de conciencia”.
En febrero, Amnistía tomó la decisión interna de dejar de utilizar el término “preso de conciencia” para Navalny, debido a los motivos de preocupación relacionados con las declaraciones discriminatorias que hizo en 2007 y 2008 y que podrían haber constituido una apología del odio. El gobierno ruso y sus partidarios utilizaron esa decisión interna, que no teníamos intención de hacer pública, para seguir violando los derechos de Navalny. Eso fue el colmo de la hipocresía, viniendo de un gobierno que no sólo intentó matar a Navalny por envenenamiento, sino que ha llevado a cabo actos desmedidos en las últimas dos décadas, incluyendo torturas, desapariciones forzadas y represión generalizada de las libertades políticas en Rusia y en el extranjero, así como crímenes de guerra en Siria.
A raíz de este episodio, Amnistía ha comenzado a revisar su enfoque general sobre el uso del término “preso de conciencia”. Como medida provisional inicial, nuestro enfoque se ha perfeccionado para no excluir a una persona de la designación como preso de conciencia únicamente por su conducta en el pasado. Reconocemos que las opiniones y el comportamiento de una persona pueden evolucionar con el tiempo. Forma parte de la misión de Amnistía animar a las personas a adoptar positivamente una visión de los derechos humanos y no sugerir que están atrapadas para siempre por su conducta pasada.
Además, cuando Amnistía Internacional designa a una persona como preso de conciencia, ello no supone ni implica en modo alguno la aprobación de sus opiniones. Amnistía sólo aprueba las opiniones que son específicamente coherentes con la protección y promoción de los derechos humanos. Algunas de las declaraciones anteriores de Navalny son censurables y no las aprobamos en absoluto. Como organización de derechos humanos, Amnistía Internacional seguirá luchando contra el racismo y todas las formas de discriminación allí donde existan.
Esto significa que, al confirmar la condición de preso de conciencia de Navalny, no estamos respaldando su programa político, sino que estamos poniendo de relieve la necesidad urgente de que las autoridades rusas reconozcan sus derechos, incluido el acceso a la atención médica independiente, y actúen en consecuencia.
Alexei Navalny no ha sido encarcelado por ningún delito reconocible, sino por exigir el derecho a una participación igualitaria en la vida pública para él y sus seguidores, y por exigir un gobierno libre de corrupción. Son actos de conciencia y deben ser reconocidos como tales.
Por el contrario, el presidente Putin y el gobierno ruso están restringiendo la libertad política y actuando con una represión brutal contra todo aquel que busque responsabilidad y justicia. Son ellos los que están eligiendo deliberadamente actuar sin ningún rastro de conciencia.
Amnistía Internacional tomó una decisión equivocada, que puso en duda nuestras intenciones y motivos en un momento crítico, y pide disculpas por las repercusiones negativas que esto ha tenido en Alexei Navalny personalmente, y en los activistas de Rusia y de todo el mundo que hacen campaña incansablemente por su libertad.
El firme compromiso de Amnistía Internacional es luchar activamente contra la injusticia y la opresión allí donde se produzcan. El Estado ruso está condenando a Alexei Navalny a una muerte lenta. Esto debe detenerse inmediatamente.
Seguimos pidiendo a todo el mundo que haga campaña con nosotros por la liberación inmediata e incondicional de Alexei Navalny de la prisión, y por su acceso inmediato e incondicional a la atención médica de expertos independientes.
