Desde su creación en 1948, Israel persigue una política de establecer y mantener una hegemonía demográfica judía y maximizar su control sobre la tierra en beneficio de la población israelí judía al tiempo que restringe los derechos de la población palestina e impide que las personas refugiadas palestinas regresen a sus hogares. En 1967, Israel amplió esta política a Cisjordania y la Franja de Gaza, que ocupa desde entonces.
Amnistía Internacional ha analizado el propósito de Israel de crear y mantener un sistema de opresión y dominación sobre la población palestina y ha examinado sus componentes clave: fragmentación territorial, segregación y control, desposesión de tierras y propiedades, y negación de derechos económicos y sociales. La organización ha llegado a la conclusión de que este sistema constituye apartheid. También ha documentado actos ilegales cometidos por Israel contra la población palestina con la intención de mantener este sistema, como traslados forzosos, detenciones administrativas y torturas, homicidios ilegítimos, la negación de libertades básicas y la persecución. Amnistía Internacional llega a la conclusión de que dichos actos forman parte de un ataque sistemático y generalizado contra la población palestina y constituyen el crimen de lesa humanidad de apartheid.
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