El actual desplazamiento forzado de casi 2 millones de personas palestinas y la destrucción masiva de bienes e infraestructuras civiles en la Franja de Gaza ocupada pone de manifiesto el terrible historial de Israel en materia de desplazamiento de la población palestina y su negativa constante, desde hace 76 años, a respetar el derecho de retorno de esas personas, afirma Amnistía Internacional con ocasión del Día de la Nakba. Este día se conmemora el desplazamiento de más de 800.000 personas palestinas tras la creación del Estado de Israel en 1948.
En los últimos días, más de 150.000 personas palestinas han sufrido desplazamiento forzado de Rafá, en el sur de Gaza, ante la intensificación de las operaciones terrestres y aéreas de Israel en la zona, que ponen en peligro miles de vidas y bloquean el acceso de ayuda humanitaria esencial. La mayoría de las personas que huyeron ya se han visto desplazadas en varias ocasiones a causa de la implacable ofensiva que Israel lleva a cabo desde hace siete meses contra la Franja de Gaza.
“Generaciones de personas palestinas en los territorios ocupados están profundamente afectadas por el trauma que supone haber sido desarraigadas y desposeídas en múltiples ocasiones y no tener ninguna perspectiva de retornar a sus hogares. Es absolutamente desgarrador comprobar cómo se repiten las escalofriantes escenas de la Nakba (catástrofe) de 1948 –tal como la denomina la población palestina– mientras multitud de personas palestinas en Gaza se ven obligadas a huir a pie de sus hogares una y otra vez en busca de seguridad, y el ejército y el Estado israelíes respalda a los colonos para expulsar a personas palestinas de sus hogares en Cisjordania”, declaró Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional.
Como consecuencia del conflicto de 1947-1949, personas palestinas fueron expulsadas de sus hogares y desposeídas de sus tierras, y desde entonces viven desplazadas y deportadas y sin que se vislumbre ninguna perspectiva de retorno para ellas o sus descendientes. La misma suerte corrieron las más de 350.000 personas palestinas que huyeron a causa de la guerra de junio de 1967 y la ocupación por Israel de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental. El informe de 2022 de Amnistía Internacional reveló que la desposesión discriminatoria de tierras y bienes de la población palestina niega a estas personas el acceso a sus derechos, incluido el derecho de retorno, y es un componente clave del sistema de apartheid de Israel.
“En este Día de la Nakba, la suerte de la población palestina es más peligrosa que nunca –desposeída y sometida a violaciones sistemáticas de derechos humanos bajo una ocupación brutal–, y quienes están en Gaza también se enfrentan al riesgo intermitente de genocidio y tienen que lidiar con la hambruna. Por todo ello, hoy es más importante que nunca hacer un rotundo llamamiento a que se respete el derecho de retorno de la población palestina y recordar al mundo que Israel lleva más de 76 años negándole este derecho legítimo, en flagrante violación del derecho internacional”, precisó Erika Guevara Rosas.
“La negación por Israel desde hace decenios del derecho de retorno de la población palestina es una de las causas fundamentales del conflicto, y la intensificación de la violencia en los últimos siete meses demuestra que no se debe pasar más por alto. Una solución sostenible y justa de este conflicto debe respetar los derechos humanos, incluido el derecho de retorno de la población palestina, y garantizar justicia y reparación para las víctimas de violaciones del derecho internacional”.
La Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU han pedido reiteradamente a Israel que facilite el retorno de la población palestina. Sin embargo, a pesar de las resoluciones vinculantes del Consejo de Seguridad de la ONU, Israel ni siquiera ha reconocido el derecho de retorno de la población palestina.
La comunidad internacional debe hacer cuanto esté en su poder para impedir nuevos traslados forzosos de población palestina y para invertir la situación de desplazamiento permanente de todas las personas palestinas permitiendo el ejercicio significativo de su derecho de retorno. Debe haber un alto el fuego inmediato y duradero de todas las partes en Gaza.
“En los últimos meses, muchos Estados, incluidos aliados de Israel, han intensificado su represión contra manifestantes propalestinos, con medidas que niegan el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica de quienes apoyan los derechos del pueblo palestino. Todos los Estados deben respetar los derechos de las personas que intentan expresar solidaridad con el pueblo palestino mediante protestas pacíficas para conmemorar el Día de la Nakba”, agregó Erika Guevara Rosas. La instrumentalización del antisemitismo para descreditar a quienes protestan o para criminalizar las críticas a las políticas del Estado de Israel y la equiparación de antisemitismo y crítica de las violaciones del derecho internacional por Israel son especialmente discutibles y menoscaban los esfuerzos de las autoridades de abordar la auténtica y duradera lacra del antisemitismo. Las autoridades deben hacer rendir cuentas por los crímenes de odio y por cualquier apología del odio que constituya incitación a la hostilidad, la discriminación o la violencia, con independencia de si va dirigida contra personas judías, palestinas, musulmanas o pertenecientes a otros grupos.