Han pasado más de 20 años desde que en la Asamblea General de las Naciones Unidas los Estados adoptaron por Consenso la Declaración de la ONU sobre los Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos, 2 y 6 años desde que se comprometieron a aumentar la protección de las defensoras de los derechos humanos y de las personas defensoras de los derechos de la mujer (WHRD, por sus siglas en inglés) mediante la adopción de una resolución específica sobre dicha cuestión.
A pesar de estos compromisos formales, los Estados siguen sin cumplir su deber de reconocer a todas las WHRD sin discriminación y de protegerlas mediante la provisión de un entorno seguro y propicio en el que puedan actuar con libertad y sin temor a sufrir represalias. En todo el mundo hay Estados que están ignorando y/o debilitando dichos compromisos a través de su inacción y mediante amenazas y ataques contra WHRD y sus personas allegadas.
El presente informe resume los desafíos clave que afectan a las WHRD documentados durante los últimos años por Amnistía Internacional en todo el mundo, e incluye aportaciones recopiladas mediante entrevistas a 23 WHRD de 21 países en todos los continentes entre febrero y abril de 2019. Todas las personas entrevistadas insistieron en que se necesitan urgentemente más acciones para poder continuar con su crucial labor de derechos humanos en un entorno sin violencia, intimidación ni hostigamiento.
El informe termina con una serie de recomendaciones que deben aplicarse con urgencia, en particular por parte de los Estados, que son los principales responsables de garantizar un entorno seguro y propicio para las WHRD; con todo, hay poderosos actores no estatales, por ejemplo dirigentes de empresas y lideresas y líderes comunitarios, así como donantes, instituciones financieras y organismos intergubernamentales, que deben también adoptar medidas proactivas para abordar la situación de violencia, desigualdad, discriminación y exclusión que afrontan las WHRD.