El Consejo de Seguridad de la ONU debe renovar la autorización del mecanismo transfronterizo de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas antes de que éste caduque el 10 de julio, y debe hacerlo para por lo menos un año con el fin de garantizar una operación sostenible de ayuda humanitaria. Así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional. El mecanismo es la única ruta que permite hacer llegar la ayuda humanitaria de la ONU desde Turquía hasta el noroeste de Siria, y es un salvavidas para los cuatro millones de personas que dependen de ella para tener acceso a alimentos, agua, vivienda y servicios de salud.
Según contaron miembros del personal de ayuda humanitaria a Amnistía Internacional, el fin del mecanismo transfronterizo de la ONU tendría un efecto devastador para una población civil que ya sufre graves dificultades para acceder a servicios esenciales, unas dificultades agravadas por los terremotos que azotaron la región en febrero.
“La cínica politización que Rusia hace del mecanismo transfronterizo ha reducido el ámbito temporal y geográfico de la resolución para permitir el uso de un solo paso fronterizo desde 2020, y socava la llegada de ayuda que puede salvar vidas en un momento en el que el impacto de los recientes terremotos sobre la población civil ha sido catastrófico”, ha manifestado Aya Majzoub, Directora Adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU deben rechazar la politización de la ayuda humanitaria, centrarse en las necesidades humanitarias sobre el terreno y acelerar la renovación del mecanismo durante un periodo de al menos 12 meses para garantizar que la operación de ayuda humanitaria no se interrumpa, y que la población civil tenga acceso a una ayuda que le salva la vida. Si el Consejo de Seguridad no renueva el mecanismo transfronterizo antes del 10 de julio, la Asamblea General debe afirmar la necesidad de proporcionar ayuda humanitaria a través de la frontera, algo que es legal incluso sin una resolución del Consejo de Seguridad o sin el consentimiento del gobierno sirio”.
Después de que los grupos armados de oposición se hicieran con el control del noroeste de Siria en 2014, el gobierno sirio cortó el suministro de todos los servicios esenciales a la zona. A consecuencia de ello, hay al menos cuatro millones de personas cuya supervivencia depende de la ayuda humanitaria de la ONU, entre ellas 2,8 millones de personas internamente desplazadas que viven principalmente en tiendas sin acceso a servicios esenciales.
En junio de 2023, Amnistía Internacional entrevistó a seis civiles que vivían en el noroeste de Siria y que habían perdido sus hogares tras los terremotos; también entrevistó a nueve miembros del personal de ayuda humanitaria, de los que cuatro visitaban regularmente la zona. La organización examinó además los informes publicados por organismos de ayuda de la ONU sobre la operación de ayuda humanitaria en el noroeste de Siria.
Según la ONU, los terremotos provocaron el desplazamiento de 265 mil personas en el noroeste de Siria y agravaron la situación de una población ya de por sí vulnerable que vive en campos saturados. El personal de ayuda humanitaria dijo a Amnistía Internacional que el aumento del número de personas desplazadas había hecho necesario establecer nuevos campos, que carecen de acceso a servicios esenciales. También dijo que la falta de cobijo adecuado y el daño en las infraestructuras de agua habían provocado un aumento de las enfermedades transmitidas por el agua.
“Es insoportable”
Una viuda desplazada contó a Amnistía Internacional que había tenido que vivir en una tienda con sus tres hijos porque su casa se había derrumbado en los terremotos, que además habían matado a su madre. Dijo: “viví en la tienda durante unos dos meses, y luego mi prima me dijo que me fuera a vivir con ella. Me siento una carga, porque no soy sólo yo, también están mis tres hijos, no tengo ingresos. Antes de los terremotos, mi tío que vivía con su familia en Turquía solía enviarnos dinero, pero murieron todos en los terremotos”.
Un hombre que se vio obligado a desplazarse a causa de los terremotos y en estos momentos vive en una tienda dentro de un campo que aloja a unas 200 familias, contó a Amnistía Internacional: “carecemos de todo, comida, ropa, electricidad, cobijo, agua limpia…todo. Con este calor es insoportable vivir en una tienda. Los dos primeros meses recibimos ayuda humanitaria, luego nada”.
En 2022, la ONU tomó medidas para mejorar las condiciones de vida en el campo sustituyendo las tiendas improvisadas por refugios, que garantizaban unas condiciones de vida seguras y dignas. El personal de ayuda humanitaria dijo a Amnistía Internacional que la resolución transfronteriza de la ONU es fundamental para seguir proporcionando refugios dignos, ya que sólo la ONU, y no las organizaciones humanitarias locales y/o internacionales, puede procurar esos refugios.
Seis meses es totalmente inadecuado
En enero de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU amplió otros seis meses el paso fronterizo de Bab al Hawa, pero el personal de ayuda humanitaria dijo a Amnistía Internacional que, dada la magnitud de la devastación, en seis meses no tenían tiempo siquiera de realizar una evaluación de las necesidades, analizarla, coordinarse con las autoridades locales, presentar propuestas, conseguir la aprobación de la financiación, y luego empezar la implementación. El personal de ayuda humanitaria no sólo presta ayuda que salva vidas, sino que además gestiona proyectos que facilitan el acceso a servicios esenciales y mejoran las condiciones de vida de la población civil, especialmente de las personas que viven en campos, por medios tales como el establecimiento de escuelas, refugios dignos e infraestructura de agua y saneamiento, además del equipamiento de hospitales y centros médicos.
Un miembro del personal de ayuda humanitaria dijo a Amnistía Internacional: “para cuando empecemos a implementar un proyecto después de terminar la fase de planificación, el mecanismo transfronterizo estará de vuelta en las negociaciones para su renovación.”
Otro miembro del personal dijo: “la mayoría de los proyectos necesitan más de 12 meses. Por ejemplo, concluimos la primera fase de un proyecto para el que conseguimos financiación de la ONU y nos llevó seis meses, y ahora tenemos que esperar a la renovación para conseguir financiación para la segunda fase. Si no se produce la renovación, entonces el proyecto se interrumpe a la mitad, y habremos malgastado esfuerzos y recursos”.
Sin alternativa
El personal de ayuda humanitaria subrayó también el carácter insustituible de la ayuda humanitaria transfronteriza de la ONU, y destacó su papel crucial en la coordinación de la operación de ayuda humanitaria y en la consecución de suministros esenciales. El no renovar la resolución daría lugar a la pérdida de financiación de la ONU para la operación de ayuda humanitaria transfronteriza en el noroeste de Siria, incluida la ayuda para varios programas gestionados por organizaciones locales e internacionales de ayuda humanitaria.
Un miembro del personal de ayuda humanitaria dijo: “[la ayuda humanitaria] transfronteriza no trata sólo del paso de camiones desde el sur de Turquía al noroeste de Siria. Es mucho más que eso. Estamos trabajando en proyectos a largo plazo que mejoren la vida de las personas, y todo esto está sucediendo bajo el mecanismo transfronterizo. Por eso, si el mecanismo no se renueva significará no sólo el fin de una ayuda que salva vidas, sino también el de estos proyectos, porque no tenemos un sistema alternativo a la operación transfronteriza […]”.
Tanto el gobierno ruso como el sirio alegan que la ONU sólo debe hacer llegar ayuda humanitaria canalizada a través de Damasco a zonas controladas por la oposición: lo que se conoce como ayuda a través de las líneas de conflicto. Sin embargo, la ONU y otras organizaciones internacionales y locales han declarado que la ayuda a través de las líneas de conflicto no puede equiparar en volumen a la que se proporciona mediante el mecanismo transfronterizo. En lo que va de 2023, sólo un convoy de ayuda a través de las líneas de conflicto ha llegado hasta el noroeste de Siria. Según el análisis legal de Amnistía Internacional, la entrega de ayuda humanitaria imparcial a civiles que la necesitan con urgencia a través de la frontera siria, sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU o el consentimiento del gobierno sirio es legal, en virtud del derecho internacional. Esto se debe a que no existen otras alternativas, y a que las operaciones transfronterizas de ayuda humanitaria de la ONU son esenciales para prevenir el sufrimiento de la población civil y violaciones graves de derechos humanos en el noroeste de Siria.